Finales que son comienzos: la revolución de la Ternura


Termina agosto y septiembre asoma la pata. Y Baena, nuestro pueblo comienza a vivir un mes lleno de cosas ciertamente bellas. El día de nuestra Patrona, la Virgen de Guadalupe y de Ntro. P. Jesús Nazareno: con esa sobriedad pero elegancia con la que sabemos hacer las cosas; con ese fervor que se respira por los cuatro costados en estos días de gracia del Señor. Y después de festejar la vida en la feria, comenzaremos nuestro curso pastoral en nuestra parroquia de Santa María la Mayor. 

Santa María la Mayor.
(Foto. Manuel Priego
)
La parroquia es definida en el c. 515 del Código de Derecho canónico como una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano se encomienda a un párroco, omo su pastor propio. Es decir, que la parroquia es una comunidad cristiana que tiene como centro a Cristo, y solo a Cristo y que quiere caminar en su seguimiento. 

Luis XIV llamado el Rey Sol
No es una corte dieciochesca en torno un rey Sol, como Luis XIV de Francia. Él era el centro de la vida, la fuente de la Ley, la justicia  y la moral. El espejo del perfecto gobernante sin admitir sombra alguna y cuya influencia benefactora podía o no bendecirte dependiendo de los días. Podías ser el hombre más importante del mundo un día, y al día siguiente ser condenado al abismo más oscuro, quizá porque tosiste o por que no fuiste del gusto del rey a un determinado protocolo. No, una parroquia así, está en las antípodas del pensamiento de la Iglesia de Cristo y, ¡¡Dios nos libre de caer en esa tentación!! porque sería horrible que nos moviésemos por esos intereses tan humanos, tan caducos, tan antievangélicos. No se trata de mandar o estar cerca del que manda: se trata de amar y estar cerca del Único al que todos servimos; Jesucristo, Nuestro Señor y su Santísima Madre.

Recordemos que para vivir en libertad nos ha liberado Cristo (Gal. 5,1) y esa libertad, si no está cimentada en la caridad, no sirve para nada, no es más que mera dictadura de república bananera. La libertad del que ama a Jesucristo y a sus hermanos, llega incluso a ser capaz de entregar su propia vida como testimonio de esta Verdad; de ahí los mártires, de ahí los santos.

Por eso, al comienzo de este nuevo curso, hemos de plantearnos desde la base, nuestra pertenencia, no solo a la única Iglesia de Cristo, sino también, de modo particular, a esta comunidad parroquial que, si en algo debe caracterizarse es por tener las puertas siempre abiertas, ya que, la mies es mucha y los obreros pocos. 

Campamentos Rocío 2017
En segundo lugar: esta comunidad de fieles no es acéfala, porque todo cuerpo necesita una cabeza, necesita un garante de la comunión. Y ese, en último término, es el Obispo; al que nos sentimos unidos afectiva y efectivamente. No obstante, como cooperador necesario en la cura pastoral, el párroco desempeña las funciones de pastor propio en comunión plena con el Obispo diocesano. Es decir, repito, no se trata de mandar más o mandar menos; de estar más cerca del que manda o más lejos. Se trata de responsabilidad, se trata de amor a la Iglesia, se trata de poner delante de todos lo que sé hacer o puedo hacer y beneficiarme de lo que saben o pueden hacer los demás. 

En definitiva, vamos a comenzar un nuevo curso pastoral: vamos a hacerlo de la mano, libres de influencias externas que parecen perseguirnos para coaccionarnos nuestra autonomía; de compromisos pasados y condicionantes o de prejuicios y etiquetas preconcebidas que solo nos llevan a la intolerancia. Vamos a comenzar todos: pero si bien, todos somos necesarios, recordemos que nadie es imprescindible. ¡¡Solo Cristo…y su Madre!! porque nada del uno, es diferente al otro. 

Las lineas están claras: hacer de la Parroquia una familia, una casa común en la todo el mundo se sienta parte de ella; trabajar en la comunión a través de la que llamo "Revolución de la Ternura" pues quizá hagan falta menos palabrería, menos escenarios, menos luces...y más abrazos sin importar cuan sucio, derrotado, desesperado o angustiado venga el que nos busque. Caminemos para ser una familia con diversidad de responsabilidades, con diversidad de misiones, pero todas con un mismo fin: la parábola de los talentos. Poner al servicio de todos mis talentos para devolvérselos al dueño de la mies, multiplicado por cinco o por diez. Diversidad de dones, diversidad de responsabilidades, diversidad de misiones y todas igual de importantes: desde los equipos de limpieza hasta los catequistas de niños, pasando por el grupo de adultos, matrimonios y Cofradías. Todos para todo pues no hemos venido para ser servidos sino para servir.
Espero contar con vosotros para esta Revolución: contad conmigo siempre.

Con mi abrazo y mi bendición. Vuestro hermano: 

P. Juan Laguna Navarro. 
Párroco de Santa María la Mayor de Baena


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